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Esperando A Mi Amigo
En el siglo XIII, un trovador gallego, Mendinho, de quien nada se sabe, escribió una cantiga genial, cuyo estribillo fue, “Esperando a mi amigo” (en atendend'o meu amigo). Es la única canción suya que se conoce. Pero es reconocida como una de las más hermosas canciones de la poesía lírica universal. La novela cuenta la historia de una niña, Xuaquinilla, que se citó con su amigo en un lugar de la isla de San Simón, junto a Redondela, en la ría de Vigo. Fue una cita especialmente dramática, pues dentro de la ambigüedad de las buenas poesías, parece que el amigo le dio plantón. La niña esperó y esperó cuanto le fue posible.
La novela trata de lo que pudo pasar por la cabeza de Xuaquinilla; las reflexiones poéticas y la coincidencia con otras muchachas históricas que se enfrentaron o se tuvieron que enfrentar con las aguas, poco a poco, como Ofelia, la amiga de Hamlet; Omayra Sánchez, la desdichada niña colombiana que fue amada en directo por toda la humanidad; y la poetisa argentina, Alfonsina Storni.
La historia sucede en la isla de San Simón, conocida desde la época de la cultura Campaniforme como “la isla de los horrores”. Por ella pasaron los vikingos, muchos ermitaños, unas órdenes religiosas como los Pascualinos, Franciscanos y Templarios; albergó una leprosería; fue invadida en dos ocasiones por el pirata Drake; llegó a ser un lazareto donde los barcos pasaban las cuarentenas por el cólera; y también fue un campo de concentración y de exterminio, en la primera mitad del siglo XX.
La novela pretende ser un homenaje a las letras de las canciones.