Sumida en una depresión derivada del fracaso de su segundo matrimonio, la florentina Simarella se ve sorprendida de pronto por una noticia que la habrá de llevar a la Ciudad de México para descubrir sus misteriosos orígenes. Este desplazamiento será, así, el primer anuncio de una serie de traslaciones y confusiones que darán el tono a esta magnífica novela y que serán reveladas a lo largo de diez jornadas. Nada quedará fijo a partir de ese momento: los espacios y los tiempos se confundirán; los personajes y los escenarios vivirán alteraciones repentinas; los nombres y las palabras serán trastocados para dar salida a sentimientos difíciles de definir en un mundo donde todo se traslapa. A esta experiencia individual la acompañará como trasfondo el fracaso propio de la aventura humana que amenaza en silencio el futuro de la especie... Con Las Trinas Cuadras Javier Enríquez Serralde se consolida como un escritor de primer rango en la literatura hispana contemporánea. Lejos de limitarse a la pura experiencia narrativa que atrapa al lector desde un comienzo, el autor se arriesga a la invención de un idioma propio, lleno de neologismos y de expresiones inesperadas, dotando así a la novela de una musicalidad y de una originalidad que, en ningún momento, interrumpen la comprensión plena de una trama urdida sin prisa. He aquí un ejemplo claro de las inagotables posibilidades del lenguaje.