Sexo Y Confesión, La Iglesia Y La Penitencia En Los Siglos XVIII Y XIX En La Nueva España

Entre los temas acerca de la historia de la Iglesia en México que más llama la atención —y que ha sido menos estudiado—, se encuentra el que se refiere a la vida sexual de una comunidad que por su misma condición tenia vedada esa práctica: los eclesiásticos. En efecto, desde la época colonial las palabras clérigo, mujer, sexo, confesión o Tribunal del Santo Oficio han dado lugar a innumerables historias, muchas de ellas verosímiles, otras producto de la imaginación popular, pero siempre rodeadas de una extraña y misteriosa atmósfera. Sexo y confesión es una obra que sitúa en su justa dimensión las dificultades que el Santo Oficio de México experimentó para hacer respetar el Sacramento de la Penitencia, así como para controlar los abusos sexuales cometidos por los eclesiásticos antes, durante o después del acto de la confesión y las medidas que adoptó para obligar a las mujeres a denunciar este tipo de delitos, mismas que al encontrarse en el confesionario debían olvidar su recato para hacer un repaso puntual y exhaustivo de todas sus faltas. Así el confesionario fue el espacio íntimo en donde las penitentes expusieron sus deseos y pasiones ocultas ante el juicio inapelable del confesor quien, más allá de su condición eclesiástica, era un hombre con todas las virtudes y vicios propios de la naturaleza humana.

Sexo y confesión es un trabajo realizado básicamente a partir de un importante corpus documental y otro tipo de fuentes que el Tribunal del Santo Oficio generó durante el siglo XVIII y principios del XIX en el territorio eclesiástico que ocupó el Arzobispado de México, abordados con estricto rigor científico pero también con sensibilidad y generosidad.