Tecnologías Disruptivas Y Su Impacto En La Vida Social Y Económica De México

Después de dos años de incertidumbre provocada por el virus SARS-CoV-2 (COVID19), México parece estar superando los efectos negativos y reduciendo los contagios y decesos, de tal manera que, al 18 de octubre del 2021, 20 estados de la República fueron declarados en semáforo de riesgo sanitario verde, 11 en amarillo y 1 en naranja, por lo que se vislumbra un nuevo aceleramiento de la vida social y económica (Secretaría de Salud).

Sin duda, la lucha contra la pandemia provocó una caída en la producción, el empleo (su calidad) y en el nivel de los salarios, también aumento la desigualdad y la exclusión, además de problemas como la obesidad, la ansiedad y la depresión, lo que traerá la atención en el mediano y largo plazo de las políticas públicas.

En esta etapa, es importante reconocer que el uso de las tecnologías de la información y comunicación fungieron como un instrumento útil para mantener con vida la actividad social y económica, donde el home office, la educación a distancia y la prestación de ciertos servicios transitaron de una modalidad presencial hacia una en línea, lo cual marca una nueva forma de convivencia pues abrirá la opción de que algunas sigan operando en esta forma a futuro.

Hoy somos testigos también, de cómo la Cuarta Revolución Industrial emerge a través del uso de tecnologías disruptivas como el internet de las cosas, la digitalización, el cómputo en la nube o la impresión 3D, entre otras, influyendo en cambios estructurales en los procesos productivos y, si bien prometen crear más y mejores empleos, también han mostrado la pérdida de muchos y la caída en la calidad de los mismos, lo que ha coadyuvado a la concentración de la riqueza, por lo que, reducir la desigualdad es ahora un objetivo prioritario de cualquier política pública.

En este contexto, se espera que la humanidad y en particular la ciencia, coadyuve a orientar el uso de las tecnologías disruptivas hacia áreas que permitan elevar no solo la productividad económica, sino también la calidad de vida de los habitantes, que hagan de las ciudades entornos mejor habitables y que, ayuden al cuidado y preservación de los recursos y ecosistemas naturales.

Esta obra muestra algunas prácticas en la vida común, social y económica, de cómo es posible canalizar las tecnologías disruptivas hacia el beneficio de los actores sociales: empresas, gobierno, instituciones y ciudadanos.