En esta novela, Raúl Rodríguez Cetina hace gala de su oficio narrativo y nos sorprende con una historia que está lejos de ser color de rosa muy por el contrario, el drama existencial de los personajes se describe con crudeza, con realismo. La historia, al tocar fondo y a pesar de la tragedia, nos permite terminar el libro con un final aparentemente feliz, ya que el personaje central rompe de manera sorpresiva con la existencia rutinaria y conflictiva. El protagonista central es un escritor que se aferra a la literatura porque es el único motivo que da sentido a su existencia. En esta novela el personaje hace un ajuste de cuentas con su pasado, su literatura, su soledad, con el alcohol, el sexo, la miseria y los insomnios. En la novela convergen otras dos historias, muy bien combinadas para hacer un todo sobre la imposibilidad de entenderse con el mundo. Por eso llega el momento, cuando la existencia parece no ofrecer más opciones, en que el personaje se pregunta: Ya viví, ahora qué hago.