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Acerca De Los Sueños, Entre El Sueño Y La Vigilia
Antes nunca me ocupé de mis sueños, casi todos los olvidaba de inmediato y los que se mantenían en mi mente los recordaba fragmentariamente; algunos los relacionaba con deseos y temores, y a otros no les entendía nada, me parecían disparatados y sin sentido; los que eran penosos los guardaba en el mayor secreto e intentaba olvidarlos. A veces, dependiendo de lo que estoy experimentando en vigilia, por asociación de ideas, traigo a la mente sueños que tenía olvidados y algunas veces me costaba trabajo distinguir si los había soñado o efectivamente los había vivido. Creo que finalmente hacía la separación correcta. El caso es que durante setenta años prácticamente fui indiferente a mis sueños, durante todo ese tiempo no escuche a mi inconsciente y ¡vaya que me hablaba seguido!
Ahora sé que desperdicié grandes volúmenes de valiosa información para mi autoconocimiento. Me temo que se cumplió lo que dice el Talmud, que los sueños que no han sido interpretados son como cartas que no han sido leídas. Creo que pude haber sido mejor de lo que he sido; que pude haber reorientado y hasta sublimado muchas situaciones, y también que pude haber reconocido como partes muy mías realidades que rechacé y desconocí; de hecho, de no habérseme intensificado mi padecimiento de parálisis del sueño o, en términos populares, la subida del muerto, seguiría igual que antes. Desde que me ocupo más de mis sueños vivo y convivo mejor. Bien dicen que "No hay mal que por bien no venga".