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De Un Milenio Al Otro
Trabajábamos en la misma universidad sin saberlo, pero sabíamos que desde ese día, antes de mi clase y de la suya, tendríamos un buen rato para enlazar charlas que siempre fueron tan fortuitas como accidentales. Y así fue. A partir de esas tardes tuve la oportunidad, a solicitud mía y no sin cierta reticencia suya, de leer lo que ya desde hacía ya varios años había él escrito en algunos diarios del país, en varias revistas, algunas del extranjero, otras universitarias, además de algunos libros, uno de los cuales yo ya había conocido años antes, y otros más, alguno, inclusive, en etapa de gestación. Ahora que escribo acerca de Amaro Barriga y de lo que ha hecho y escrito lo hago por la muy sincera admiración que tengo por la madurez intelectual cultivada por años y porque ha tenido y tiene el valor de comprometer su palabra dentro de esa vasta multidisciplinaridad que tanto hemos comentado y a la que asigno, por todo origen, una evidente inquietud vital al lado de una constante inconformidad con lo establecido, una notable sensibilidad ante todo hecho social y una habitual críticidad como práctica cotidiana, ya que por igual transita por la disertación filosófica que por el análisis político o la evaluación social.
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