La Raíz Del Mesías

La Raíz del Mesías es un libro que proyecta un amor incondicionado, dedicado a personas de cualquier tendencia de pensamiento, desde muy religiosas hasta las que se consideran ateas o indiferentes a cualquier creencia.

Esta es la escritura más clara que podamos tener sobre el origen de nuestra historia y de nuestro inconsciente colectivo, extracto de la mente que define la genética del cuerpo y del alma en nuestro paso por este universo.

En el trasfondo de la mente humana, yace la sabiduría esencial del gran solitario pensador de origen persa llamado Zoroastro, también conocido por Zaratustra. Existen muchos escritos sobre este importante personaje, pero no todas las referencias son fieles a su historia. Los que han demostrado ser más dedicados a escrutar sus antecedentes, indican que el Hinduismo, Judaísmo, Budismo, Jainismo. Cristianismo e Islamismo, por nombrar las religiones más conocidas, se fundamentaron en Zoroastro.

Algunos exégetas de la Biblia comentan que Zoroastro, el primer Gran Profeta de la humanidad, encarna en Ezequiel y que predijo la venida de Jesus. Lo que ha permanecido oscuro y en mucho confuso respecto al planteamiento fundamental del origen del universo y la redención del sufrimiento, queda aclarado en La Raíz del Mecías. Zoroastro expuso ecuaciones usando expresiones religiosas. Si aplicásemos sus imágenes a la Física. observaríamos un estado de la materia exento de sufrimiento donde existe la inmortalidad individual.

La Raíz del Mesías conduce a descubrir en uno mismo al pequeño mecías que, de alguna manera, según dice el autor, todos llevamos dentro. No se excluye la posibilidad de que muchos lectores sientan un cambio profundo en sus vidas, un cambio que los conlleve a comprender, amar y sentir el logro de una existencia mejor y más inteligente. La redención del sufrimiento es posible, así como es posible demostrar la existencia del Mesías.

Si nos basamos en las teorías cosmológicas modernas, el universo da señales que se dirigen a un estado análogo al Origen, confirmando así el postulado mesiánico de Zoroastro que profetiza el regreso incondicional al Paraíso.